Parece que los viernes son un buen día para celebrar un cumpleaños y qué mejor momento que en la pausa. El viernes pasado volvimos a repetir otra vez: pasteles, refresco para todos y más cosas que picar…
En menos de diez minutos podemos montar un pequeña fiesta, como podemos ver.
Y aquí tenemos a un profesor que se preocupa por atender a sus alumnos y que no le falta nada a nadie. Muy bien Alfredo, con profesores así aprender es estupendo.
Como podemos comprobar no quedó nada para comer después del cumpleaños, a veces es que llegamos a clase con muha hambre. Qué rico estaba todo, ¿verdad?
Porque los refrescos, los ganchitos, el bizcocho y el diccionario de español son compatibles al cien por cien, perfectamente compatible. Qué mejor forma de aprender español que con la boca llena, ;)
Pero también tuvimos un poco de feria anticipada, parece que las clases de sevillanas en las escuela están dando resultados. Ya tenemos a verdaderas bailaoras por las aulas de Mester, olé, olé y olé.
Que continúen las celebraciones de los viernes… a ver si se convierten en una tradición, por lo bien que lo pasamos.
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